por Juan Bautista González Saborido
1.- Introducción:
En
un mundo marcado por avances científicos vertiginosos y una digitalización que
parece abarcarlo todo, surge una pregunta fundamental: ¿Dónde queda la
esencia de lo humano? El debate sobre la secularización no es solo un
ejercicio académico; es una necesidad urgente para proteger nuestra dignidad
intrínseca.
2. La “traducción” lo Sagrado: El encuentro entre
Habermas y Ratzinger
Uno
de los puntos de partida más fascinantes de la filosofía contemporánea es la
propuesta de Jürgen Habermas. Él sugiere que las tradiciones religiosas
contienen "potenciales de significado" que pueden ser traducidos al
lenguaje público universal. Un ejemplo claro es la idea de que el hombre es
"imagen de Dios", la cual, al secularizarse, se convierte en el
concepto de dignidad humana inalienable.
Por
su parte, Joseph Ratzinger proponía una "correlacionalidad
necesaria" entre la razón secular y la religiosa:
Para él existe “una necesaria correlacionalidad de
razón y fe, de razón y religión, pues razón y fe están llamadas a limpiarse y
purificarse mutuamente y se necesitan mutuamente, y ambas tienen que
reconocerse mutuamente.
Pero además de este diálogo entre fe y razón,
para Ratzinger, resulta necesario otro: el diálogo entre culturas. Pues si
bien “en su propia autocomprensión, ambos
(el Cristianismo y la razón moderna) se presuponen universales, y puede que de
iure (de derecho) efectivamente lo sean”, de facto (de hecho) “tienen que reconocer que sólo han sido
aceptados en partes de la humanidad.”
Por otra parte, en la
encíclica “Caritas in Veritate” Ratzinger señala; “la racionalidad del
quehacer técnico centrada sólo en sí misma se revela como irracional, porque
comporta un rechazo firme del sentido y del valor”. Atraída por el puro quehacer técnico, la razón sin la fe se
ve avocada a perderse en la ilusión de su propia omnipotencia y por su parte, la fe sin la razón corre el riesgo de
alejarse de la vida concreta de las personas.
3. El Desafío del Paradigma Tecnológico
Hoy, la necesaria armonía entre razón científica y religiosa está bajo mucha presión. En las últimas décadas, en materia de
biotecnología es vertiginoso el avance en las técnicas de manipulación
genética, en la clonación, en las terapias génicas y en el trasplante de
órganos de animales en humanos.
Asimismo, últimamente se ha desarrollado una
fuerte polémica respecto a la Inteligencia Artificial, debido a que
no se puede ocultar el riesgo concreto, -como señala el Papa Francisco[1]-,
de que limite la visión del mundo a realidades que pueden expresarse en números
y encerradas en categorías preestablecidas, eliminando la aportación de otras
formas de verdad e imponiendo modelos antropológicos, socioeconómicos y
culturales uniformes reforzando el actual paradigma tecnológico dominado por la
razón instrumental y económica.
Esta
"razón instrumental" puede llevar al oscurecimiento del valor de
la persona, haciendo que el ser humano deje de ser el centro del orden
social y político.
4. El Derecho como Refugio de lo Humano
Estos cambios, repercuten fuertemente en el derecho
en general y particularmente en el campo de los derechos humanos, colocándolo
en crisis. En efecto, surgen corrientes culturales y de pensamiento, algunas
de matriz cientificista y otras nihilistas, que cuestionan las bases
ontológicas del hombre, su apertura a la trascendencia y, en consecuencia, su dignidad inalienable.
Veamos, el derecho tiene dos dimensiones fundamentales en la
defensa de la dignidad humana:
- ·
Dimensión nomológica del derecho: En la defensa del ser humano el derecho cumple un
rol sustancial, en primer lugar, debido a su dimensión normo lógica que regula
derechos y obligaciones.
- ·
Dimensión antropológica: Pero, además, el orden jurídico también tiene una
dimensión antropológica al garantizar a cada persona la preexistencia de un
mundo dado, su identidad a largo plazo. El derecho, como una de las
manifestaciones de la cultura junto a la lengua, tiene la característica de dar
sentido a la vida social[2].
- ·
En este campo de intersección entre el derecho y la antropología es
necesario el dialogo entre razón secular y religiosa: En dicha dimensión
antropológica consideramos de singular importancia recuperar la necesaria
armonía y equilibrio que debe haber entre la razón secular, científica o
filosófica y la razón religiosa que se fundamenta en la fe.
Por ejemplo, en materia
de derechos humanos no se puede excluir todo el desarrollo que realizó el
magisterio católico y el resto de las grandes tradiciones religiosas sobre el
fundamento religioso de la dignidad humana y el valor intrínseco de las
personas.
5. La armonía, equilibrio y dialogo entre razón religiosa y razón secular
ha sido continuado por el Papa Francisco:
- · En
Laudato Si para diagnosticar los graves problemas ecológicos: La
armonía, el equilibrio y el dialogo entre la razón religiosa y la razón
secular, es un camino que ha sido continuado por el Papa Francisco. Por
ejemplo, en la encíclica “Laudato Si”,
donde ha realizado un dialogo fecundo entre la ciencia y la fe para
diagnosticar los graves problemas ecológicos que afectan a nuestra casa común y
donde también ha incorporado la tradición ortodoxa al inspirarse en el
Patriarca Bartolomé I de Constantinopla para alertar sobre las raíces éticas y
espirituales de los problemas socio ambientales.
- · Declaración
sobre la Fraternidad Humana y Fratelli Tutti: Posteriormente,
el dialogo con otras tradiciones religiosas se concretó en la declaración sobre
la Fraternidad Humana realizada junto al Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb.
Allí se invoca el nombre de Dios creador de todos los seres humanos iguales en
los derechos, en los deberes y en la dignidad, llamados a convivir como
hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del
bien, la caridad y la paz. Esta declaración fue, a su vez, una inspiración para
su posterior encíclica “Fratelli Tutti”
de octubre de 2020[3].
En su magisterio, Francisco le habla a la fe
de los fieles, pero también a la razón humana y al pensamiento de creyentes y
no creyentes. A su vez, entra en dialogo con otras cosmovisiones religiosas
cristianas y no cristianas, como la ortodoxa y el islam. A través de esta práctica busca
una alianza y un punto de encuentro entre las civilizaciones para que se asuma
el compromiso central de honrar, respetar y cuidar la dignidad de la vida
humana, especialmente de los más pobres y desfavorecidos.
Para Francisco la dignidad común es fundamento de la fraternidad y la
fraternidad es un tema serio para la política y el poder, la filosofía y la
ciencia.
6.- La dignidad es una categoría
jurídica clave para la protección de los derechos humanos:
En
el ámbito secular, el principio de la dignidad de la persona, está reconocido
como fundamento último de los derechos humanos y surge clara y expresamente de
la Carta de las Naciones Unidas y de la Declaración Universal de Derechos
Humanos[4].
La
dignidad es una categoría jurídica clave porque es la base de todos los
derechos humanos. Los seres humanos tienen derechos que deben ser tratados con
sumo cuidado, precisamente porque cada uno posee un valor intrínseco.
En 1948, y en respuesta al horror de las dos guerras mundiales, la
comunidad internacional pensó que era importante enfatizar el concepto de la dignidad humana en las primeras
palabras de este innovador documento, subrayando un término que ya
estaba destacado en la línea de apertura del Preámbulo de la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre (DUDH), así como en la Carta que
fundó las Naciones Unidas hacía tres años antes[5].
Por ello, la referencia al principio de la dignidad inalienable de la
persona en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, fue definida
por Juan Pablo II como como «una de las más altas expresiones de la conciencia
humana»[6].
7.- Conclusión: El
magisterio de Francisco en relación a la importancia de la dignidad humana:
En línea con el Concilio Vaticano II, el Papa Francisco reafirma que a la luz de la fe tenemos la certeza de que Dios nos ha creado como personas amadas y capaces de amar; que nos ha creado a su imagen y semejanza (cfr. Gen 1, 27).
De esta manera, a través de la fe sabemos que Dios nos ha donado una
dignidad única, invitándonos a vivir en comunión con Él, en comunión con
nuestras hermanas y nuestros hermanos y en el respeto de toda la creación. Aquí
radica el fundamento de toda la vida social y determina sus principios
operativos[7].
Por el contrario, cuando no se reconoce esta común dignidad aparecen
algunos males sociales como la cultural del descarte. En la encíclica Fratelli
Tutti, Francisco señaló que la cultura del descarte es un estilo de vida que
no considera a las personas como un valor
primario que hay que respetar y amparar, sino que las considera como objetos
descartables, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son
útiles” —como los no nacidos—, o si “ya no sirven” —como los ancianos—[8].
Consiguientemente, podemos observar como el equilibrio y armonía, entre
fe y razón, florece en la fundamentación de la dignidad de la persona humana
como clave de la defensa de los derechos humanos frente al peligro de que el
hombre quede subordinado y tratado como un objeto ante un paradigma tecno
económico hipertrofiado.
[1] Discurso en la sesión del G-7 sobre Inteligencia Artificial, consultan
en línea en: https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/june/documents/20240614-g7-intelligenza-artificiale.html
[2] Supiot, Alain, “Homo juridicus. Ensayo
sobre la función antropológica del derecho” Siglo Veintiuno Editores S.A., 2da.
Edición argentina revisada, 2012, pág. 11/12.
[3] Fratelli
Tutti, nº 5, consulta en línea el 24 de abril de 2023 en: https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
[4] Adoptada y proclamada por la Asamblea
General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.
[5] Naciones Unidas, “Libres e iguales en dignidad” consulta en línea el
17 de abril de 2023 en: https://news.un.org/es/story/2018/11/1445521
[6] Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas,
5 de octubre de 1995.
[7] Francisco, Audiencia General 12 de agosto de 2020 “Curar el mundo. Fe
y Dignidad Humana”.
[8] Francisco, Fratelli Tutti, nº 18.
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