1. Introducción:
El
ascenso de China es quizás el dato más relevante en materia de geopolítica desde
la caída de la Unión Soviética en 1991. No existen dudas de que China ha dejado
de ser una potencia emergente y se ha transformado en lo que puede denominarse
un «estado civilizacional» cuya ambición es recuperar un lugar central en el
mundo en los próximos años y para ello está dispuesta a disputar la hegemonía con EE. UU.
para lograr sus objetivos.
El
ascenso geopolítico de China demuestra para muchos de sus ideólogos que su gran
fortaleza, su carácter singular, estriba en que es un “Estado-civilización”,
un concepto que es más relevante que nunca ahora que Pekín intenta recomponer
el orden geopolítico en torno a sus valores civilizacionales para oponerlos a los de un Occidente en decadencia.
En
este contexto, una serie de intelectuales cercanos a Xi Jinping, han asumido la
tarea de brindar ideas al Partido, sintetizando nociones del pensamiento clásico
chino, conceptos de las eras socialista y reformista, y pautas asumidas a
partir de la integración de China al mundo.
En
este trabajo, intentaremos resumir algunos de estos conceptos, porque
conocerlos y comprenderlos, contribuiría a saber lo que piensan las elites
intelectuales chinas y, posiblemente, lo que considera el liderazgo en Beijing
a la hora de decidir y determinar los objetivos estratégicos de China.
2.- Contexto de cambio y
turbulencia:
China ha establecido un sistema estatal moderno sin precedentes que incluye un gobierno, un mercado, una economía, una educación, un derecho, un sistema de defensa, unas finanzas y una fiscalidad unificados, que convierten al Estado chino es uno de los más capaces del mundo.
En este marco, es importante
resaltar que el Estado chino tiene una relación con la sociedad muy diferente a
la del Estado occidental. En efecto, tiene una autoridad natural, una legitimidad y un
respeto mucho mayores, aunque el gobierno no acceda al poder por el voto
popular. Esto se debe a que los chinos ven al Estado como guardián, depositario
y encarnación de su civilización.
Así pues, el
proceso de modernización de China tiene características propias que hay que
resaltar. Estas peculiaridades son cinco: a) gran magnitud poblacional, b) prosperidad
común para todo el pueblo, c) coordinación entre la civilización material y la
espiritual, d) coexistencia armoniosa del ser humano y la naturaleza, y e) desarrollo
pacífico en el terreno internacional.
De
acuerdo con Xi Jinping, el rejuvenecimiento de China (la modernización de
China) ha sido una aspiración común de todo el pueblo desde el inicio de los
tiempos modernos, pero sólo el Partido Comunista Chino ha podido encontrar las
claves necesarias para hacerla realidad, mediante una modernización socialista.
Ahora bien,
la dirigencia de china precisa seguir impulsando la reforma hacia adelante frente
la variada y compleja situación internacional y nacional, ante la nueva ronda
de revolución científico-tecnológica y de transformación industrial, y ante las
nuevas expectativas de las masas populares. Para ello, desde ahora y
durante cierto tiempo, será para su elites un periodo clave para dar una promoción integral con
la modernización china, a la grandiosa causa de conformación de un país poderoso
y a la revitalización de la nación.
Dicho
esto, para la elite de gobierno en China el mundo ha entrado en un período de turbulencia
y cambio no visto en los últimos cien años, que presenta oportunidades estratégicas,
riesgos y desafíos, y factores inciertos e impredecibles para el desarrollo de China.
En
definitiva, para ellos el mundo hoy atraviesa un cambio histórico, caracterizado por cuatro
revoluciones: (a) demográfica (por el crecimiento de la población en África y
Asia), (b) tecnológica (por el desarrollo de una cuarta Revolución Industrial),
(c) climática (que acarrea una transición energética) y (d) de poder global
(por el desplazamiento del poder de Occidente a Oriente). Estas cuatro
revoluciones contextualizan la rivalidad entre China y Estados Unidos y definirán
al ganador.
3.- China reclama la democratización
de las relaciones internacionales:
Un
aspecto en donde China aspira a tener mucha influencia es en el diseño
institucional de los organismos internacionales. Ante el diseño actual de los
organismos multilaterales, como por ejemplo la ONU, que responden a la
distribución del poder posterior a la segunda guerra mundial, China viene
reclamando sistemáticamente una reforma. Así, en el año 2018, en ocasión de la
cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, el presidente Xi anunció:
“Es una tendencia global imparable el
deseo de democratización de las relaciones internacionales” (Xi, 2018)
dándole a este reclamo una importancia estratégica.
3.1.
Iniciativas de China para ganar el apoyo del Sur Global:
En
consecuencia, para poner en práctica la democratización de las relaciones
internacionales y ganar el apoyo del Sur Global en su carrera por la hegemonía,
Beijing ha puesto en marcha una serie de emprendimientos de inversión en
infraestructura de alcance global. Estos son la Iniciativa de la Franja y la
Ruta (conocida por sus siglas en inglés: BRI), el grupo BRICS Plus, y las tres
iniciativas globales: a) la Iniciativa de Desarrollo Global, b) la Iniciativa
de Seguridad Global y c) la Iniciativa de Civilización Global.
La
“Iniciativa de la Franja y la Ruta” es considerada como la principal
herramienta de la geo estrategia china actual, lo que le otorga un grado de
importancia superlativo en el plano de la geopolítica china. Estas iniciativas internacionales
son parte de una gran estrategia que los engloba, denominada “la construcción de una comunidad de futuro
compartido para la humanidad”.
3.2.
La construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad:
Este
concepto ha adquirido gran protagonismo en los documentos y discursos oficiales
del gobierno chino, vinculándose con la propuesta de configurar relaciones
internacionales de nuevo tipo, una mirada de la comunidad internacional desde
un nuevo humanismo, la recuperación del Espíritu de Bandung y la reivindicación
de la Cooperación Sur-Sur.
Para
muchos pensadores chinos próximos al Partido, los factores culturales
-expresados como «tradición», «valores» o «civilización» de una sociedad- son
decisivos para crear su política, más que su organización económica. Estas
«cuestiones de civilización» son ahora el eje principal propuesto por Xi para
redefinir el modelo chino, ya que el líder chino esbozó hace poco tiempo atrás su
«iniciativa de civilización global».
Este
proceso además de buscar la posibilidad del rediseño de las instituciones de
gobernanza global, también intenta dotar a dichas instituciones de los
principios y valores que deberían regirlas. Comprender la idea de “Comunidad de destino
compartido” nos permite interpretar la propuesta china para el nuevo
ordenamiento mundial que se está gestando en la actualidad.
Esta
idea busca ser una propuesta civilizacional alternativa a la de occidente. Significa, según ellos, que el sueño de paz y prosperidad
del pueblo chino está íntimamente ligado al de los demás pueblos del mundo, por
lo que en la materialización del sueño chino no pueden permitirse prescindir de
un entorno internacional pacífico y de un orden internacional estable.
Esto
implica que deben considerar tanto la situación nacional como la internacional
con una visión de conjunto; seguir inalterablemente el camino del desarrollo
pacífico y aplicar inmutablemente la estrategia de apertura basada en el
beneficio mutuo y el ganar-ganar; insistir en la concepción correcta de la
justicia y de los intereses; adoptar un nuevo concepto de seguridad común,
integral, cooperativa y sostenible; perseguir una perspectiva de desarrollo
definida por la apertura, la innovación, la inclusión y el beneficio mutuo;
promover intercambios entre civilizaciones caracterizados por una armonía que
no excluya las diferencias y por la asimilación indiscriminada de todo lo que
de positivo tenga lo ajeno; y configurar un ecosistema que venere la naturaleza
y se base en el desarrollo ecológico, actuando así en todo momento como
constructores de la paz mundial, contribuidores al desarrollo global y
defensores del orden internacional.
4. Política económica de
circulación dual:
Como
parte de impulsar el mercado interno, en mayo de 2020 el Comité Permanente del
Politburó del PCC lanzó la política económica de “circulación dual”,
consistente en aumentar el consumo doméstico y los ingresos internos, mejorar
la capacidad de innovación del país y reducir la dependencia del mercado
externo; pero, al mismo tiempo, fortalecer la vinculación de la economía local
con la externa, profundizando la apertura económica.
En
otras palabras, el gran ciclo interno no es un desarrollo cerrado, sino una
apertura de mejor calidad de la demanda interna y China está dispuesta a
compartir su mercado con las mejores empresas de todo el mundo, en especial,
con aquellas que puedan participar en la expansión de la demanda interna china,
promover su mejora y unirse a las empresas chinas para formar un gran número de
agrupaciones de cadenas industriales de alta calidad en el ciclo interno.
Por
lo tanto, el doble ciclo nacional e internacional implica tanto un flujo entre
producción, distribución, consumo y circulación de mercancías como un flujo óptimo
de asignación de recursos. El «doble ciclo» es una opción inevitable para una
reforma más profunda, una mayor apertura y para un mejor desarrollo y la
construcción de las Nuevas Rutas de la Seda refleja profundamente esta
connotación característica del doble ciclo.
Las
Nuevas Rutas de la Seda también pretenden promover la circulación de bienes y
factores a nivel interno y hacer realidad los «cinco vínculos» (comunicación
política, conexión de instalaciones, comercio fluido, integración de capital y
contacto entre personas) propuestos por el secretario general del PCCH Xi
Jinping a nivel externo.
5. Fortalecimiento de la
inversión en tecnología:
Otro
punto decisivo es la decisión de fortalecer la inversión en tecnología. Esta decisión,
especialmente la inversión en la producción de semiconductores de avanzada, es
consecuencia de las medidas de Estados Unidos dirigidas a impedir u
obstaculizar el acceso de empresas chinas a tecnología que considera
estratégicas. Sin embargo, el énfasis del Gobierno chino en el progreso
tecnológico es de larga data. Un hito de esta orientación fue, en 2015, el Plan
Made in China 2025, dirigido a incrementar el nivel de integración tecnológica
en producción y servicios, y pasar del “Fabricado en China” al “Desarrollado en
China”. El plan contempló el desarrollo tecnológico e industrial, absorción de
tecnología de inversiones externas y compra de empresas extranjeras de y con
alta tecnología.
En
el Informe sobre el Comercio Mundial 2020 de la Organización Mundial de
Comercio (2020), se señaló, que el giro hacia la digitalización y la economía
basada en el conocimiento evidenciaba la creciente importancia de la innovación
y la tecnología en el crecimiento económico. Y, por ese motivo, los gobiernos
implementaron “nuevas políticas industriales” para orientar la producción local
hacia nuevas tecnologías y facilitar la modernización de las industrias maduras
o tradicionales. Asimismo, en las economías más dirigidas por la utilización de
datos (BigData) y más desarrolladas tecnológicamente, se fortalece la idea de
la necesidad de la intervención estatal, la planificación estratégica y la
asociación pública y privada.
La
política de consolidación y proyección internacional de China se tradujo en una
serie de programas de promoción de la innovación productiva (como el Plan Made
in China 2025) y la sustitución de importaciones de tecnología avanzada, como
surge de la experiencia de los últimos años en el desarrollo de
microprocesadores de alta tecnología (hasta hace poco importados de Estados
Unidos).
La
estrategia tecnológica de China está diseñada para consolidar su liderazgo
global en tecnologías emergentes y minimizar su dependencia de Occidente. Este
enfoque se materializa en masivas inversiones estatales en investigación y
desarrollo, particularmente en áreas clave como la IA, la computación cuántica,
la biotecnología y las energías verdes. Estas áreas son estratégicamente
seleccionadas para superar los “cuellos de botella tecnológicos” que podrían
limitar su autonomía y fortalecer su autosuficiencia en sectores críticos como
semiconductores y manufactura avanzada.
El
Gobierno chino ha adoptado un enfoque tecnonacionalista centralizado que
controla la innovación tecnológica y prioriza la integración de las cadenas de
suministro globales. Este enfoque busca fomentar la necesidad de otros países
en productos y servicios tecnológicos chinos, a la vez que reconfigura la
Iniciativa de la Franja y la Ruta, iniciada en 2013, ampliando su alcance a
través de la Ruta Digital. Este proyecto refuerza su influencia tecnológica en
mercados emergentes del Sur Global como Asia, África y América Latina,
promoviendo infraestructuras críticas y exportando tecnologías avanzadas.
La
securitización de la IA impulsada por el Gobierno chino se enmarca en el concepto
de “seguridad nacional integral” promovido por Xi Jinping, que abarca 16 tipos
de seguridad diferentes. Esta estrategia también se refleja en la
centralización de la gestión de datos, considerada un recurso estratégico
nacional.
Desde
la promulgación de la Ley de Ciberseguridad en 2017, China ha establecido
estrictas regulaciones que priorizan la seguridad sobre el crecimiento
económico. La creación de la Administración Nacional de Datos en 2023 refuerza
este modelo al promover la autosuficiencia tecnológica y la modernización
económica, aunque enfrenta desafíos significativos, como la fragmentación
regional y barreras a la innovación. Estas políticas están motivadas tanto por
preocupaciones históricas sobre el rezago tecnológico del país como por las
tensiones derivadas de la competencia entre grandes potencias.
Considerar
la IA como una cuestión de seguridad nacional ofrece numerosas ventajas. En
primer lugar, permite movilizar recursos significativos y coordinar esfuerzos
entre los sectores público y privado, garantizando un liderazgo público único y
estratégico. Además, esta perspectiva fomenta la implementación de estrictas
políticas de seguridad, esenciales para enfrentar amenazas como el espionaje,
el robo de información sensible, la desinformación y los ciberataques.
6. A modo de conclusión:
El
Gobierno chino hace 45 años atrás había intentado “rejuvenecerse” o “modernizarse”
tomando ideas de Occidente, sin embargo, en la era de Xi Jinping la prioridad pasa
por concebir respuestas chinas a las preguntas de nuestro tiempo.
Es
posible que “las respuestas chinas” a los problemas de nuestro tiempo sean solo
propaganda, pero también es posible que busquen ser una propuesta civilizacional
alternativa a la del occidente europeo. Todo indica que China está construyendo
su lugar en el mundo en términos de ideas.
Sin
perjuicio de la propuesta civilizacional China, para la cual hay que prepararse
en base a nuestra propia tradición y valores culturales, la actual etapa China se basa en cinco
elementos: a) la soberanía nacional (soberanía sobre todos los territorios
reclamados o no), b) el lugar de China como país importante en el escenario
global (si tiene peso como centro de poder o no), d) el nivel tecnológico y
productivo (de vanguardia o no), d) el carácter cultural del país (occidental o
no) y e) el modo de producción (socialista o capitalista).
China
sería un país que todavía no alcanza su soberanía plena (falta Taiwán, el Mar
del Sur de China, etc.), que ya es importante a nivel global (aunque puede
serlo más), con un nivel tecnológico y productivo que cada vez se acerca más al
lugar de la vanguardia, con un carácter cultural sinocéntrico proveniente de la
milenaria historia china y con un modo de producción que se autodefine como
“socialismo con características chinas”.
En
síntesis, China está buscando ganar influencia y conquistar la hegemonía
mundial a través de una estrategia sofisticada que trata de evitar la
confrontación directa, pero no soslaya la disputa por la hegemonía. Su estrategia se
basa en las inversiones en infraestructura y en tecnología, en expandir el
comercio, impulsar su mercado interno y obtener una menor dependencia del
exterior y en construir un lugar en el mundo en términos de ideas.